articulo brutalidad policial

ARTÍCULO BRUTALIDAD POLICIAL

 

SUSANA CRUZ, la madre de Daniel Guilló, el joven que ha denunciado a la policía por abuso policial, narra lo sucedido a su hijo en primera persona.

022 de enero.- He leído con atención el artículo publicado el pasado fin de semana en su sección en relación con el caso de Hugo, un joven que fue agredido por la policía Nacional en el Metro, y quiero contar lo ocurrido en la noche del jueves al viernes 12 de enero en mi barrio, Saconia, ya que creo que es conveniente informar a la opinión pública de que estos hechos son más habituales de lo que, al menos yo, pensaba.

Mi hijo Daniel es un chico de 26 años que ese día, como desde hace un año, acompañaba a su novia y a una amiga a sus casas para garantizar que ambas llegaban bien, ya que en la zona actúa desde hace meses un violador sin que la policía haya podido detenerle hasta el momento.

Cuando estaban frente al portal de una de ellas mi hijo comenzó a liarse un ‘porro’, lo que supone en el peor de los casos una sanción administrativa, una multa. En ese momento fueron abordados por dos hombres vestidos de paisano quienes, tras registrarle, le pidieron que se identificara. Inicialmente los jóvenes supusieron que eran policías, pero cuando no se identificaron y comenzaron a propinar golpes a mi hijo, creyeron que se trataba de unos atracadores, por lo que llamaron a la policía.

Estos individuos agredieron a Daniel brutalmente, con patadas, puñetazos y las prohibidas porras extensibles, también golpearon a su novia, a la madre y el hermano de ésta, que dado la proximidad de su domicilio, al oír los gritos y ver que estaban pegando a su hija y al novio de ésta acudieron en su ayuda.

El resultado fue el siguiente:

– Mi hijo recibió una tremenda paliza: tiene innumerables contusiones en todo el cuerpo, en la cabeza, una lesión en la muñeca, la nariz rota y un impresionante derrame en el ojo amoratado e hinchado.

– Su novia recibió varios golpes, por lo que tiene varios moratones en el cuerpo y una mano lesionada.

– La madre de ésta presenta varios moratones en el cuerpo.

– El hermano (menor de edad), tiene rotura fibrilar en un muslo, contractura en el cuello y lesión en dos cervicales.

– Mi hijo, su novia y la amiga fueron detenidos en el acto. Posteriormente, cuando ya llevaba un rato en la comisaría, también detuvieron a la madre ¿tal vez para que no hubiera testigos del abuso?

– A mi hijo le rompieron la nariz y le propinaron varios golpes en la cara una vez esposado, frente a gran cantidad de policías ya presentes.

Cuando las familias nos personamos en la Comisaría de la calle Rey Francisco nos trataron grosera y despectivamente. Concretamente a mí me impidieron poner la denuncia, increpándome, acosándome y amenazándome con proceder a mi detención. Inicialmente se negaron a informarme sobre dónde y cómo estaba mi hijo, ya que no se encontraba en las dependencias policiales.

Llamando desde mi teléfono móvil pude enterarme de que se encontraba en el Hospital para ser atendido y curado de las heridas que presentaba.

Cuando nos interesábamos por su estado nos decían que dormían placidamente, cuando la realidad era que estaban viviendo una verdadera pesadilla, les negaron ropa de abrigo para protegerse del frío, que esa noche fue abundante, no les suministraron los medicamentos y calmantes recetados por los médicos, a mi hijo le despertaban cada vez que se le cerraban los ojos insultándole y amenazándole, entre otras cosas.

La prueba pericial de la pistola, realizada por la propia policía, no ha encontrado ninguna huella de mi hijo.

No puedo expresar con palabras cómo me he sentido a lo largo de esta semana, siento rabia, impotencia y tristeza.No voy a parar hasta que este asunto esté esclarecido, porque todavía creo en la Justicia.

Creo sinceramente que lo ocurrido no puede generalizarse, pero también creo que no puede suceder NUNCA en un estado democrático. La policía debe emplearse a fondo y con todos sus recursos en la detención de los delincuentes, de quienes nos amedrentan.

Me parece increíble que por un suceso que no debería haber tenido mayor repercusión, una persona, acusada falsamente, pueda llegar a estar hasta 12 años en prisión. No comprendo el mecanismo mental de quien huyendo de enfrentar sus responsabilidades, y tal ves una sanción laboral, decida que es preferible arruinar la vida de otra persona a perder, no sé, ¿tal vez tres meses de salario?

Estas actitudes no son propias de un Estado de Derecho, sino de una dictadura que, afortunadamente, hace muchos años que hemos superado, lo terrible es que parece que cosas parecidas suceden con una cierta frecuencia, sin que se interpongan los controles y las sanciones que corresponden para evitar la desacreditación del Cuerpo de la Policía Nacional, por eso insto desde aquí a los responsables de las Fuerzas de Orden Público para que impidan que éstos ‘Torrentes’ campen por sus respetos, actuando con la impunidad que creen les proporciona el hecho de haber aprobado unas oposiciones.

También creo que los ciudadanos debemos denunciar estos hechos y apoyar a quienes son víctimas de desmanes parecidos, ya que hoy les ha ocurrido a estos jóvenes pero, si no lo paramos, mañana nos puede ocurrirle a cualquiera.

 

*Articulo importado de: elmundo.es/blogs