EJEMPLOS DE BRUTALIDAD POLICIAL

 

psico-punto ¿Es posible que un agente de policía “normal” (sin ningún trastorno ni rasgo violento) pueda llegar a ejercer malos tratos sobre un detenido?

Ejemplos de artículos periodísticos sobre el comportamiento violento de agentes de policía (extraídos de El Periódico):
“La experiencia llevada a cabo en Cataluña, donde el conseller Saura instaló cámaras dentro de las comisarías y salas de interrogatorios; reveló que prácticas se realizaban, en ocasiones, a detenidos por los Mossos (agresiones, humillaciones…). Si los indicios catalanes en casos de detenciones de una sola noche dejaban una enseñanza, es que existía riesgo de potenciales agresiones, y que la actuación política podía limitar ese riesgo …”

0«[Una joven de 23 años] entró en las dependencias policiales sin lesiones importantes –solo molestias en las muñecas por las esposas– y salió de allí con 38 hematomas repartidos por el cuerpo, según constató, a las pocas horas, el servicio de urgencias del Valle Hebrón. [La joven] asegura que no entiende porqué fue detenida. ‘Eran las 12 más o menos de la noche y venía de mi fiesta de cumpleaños. No podía entrar en mi casa porque no encontraba las llaves y piqué a la puerta para que me abrieran’, explica esta licenciada en Márketing y Relaciones Públicas, que trabaja en el sector de seguros. Algún vecino llamó a los mossos y estos se personaron en el inmueble. ‘Me metieron en el ascensor a la fuerza y me dieron dos bofetadas en la cara. Yo solo pedía explicaciones. Me llevaron en el coche a comisaría’. En las dependencias policiales, según su relato, le llevaron a una habitación. No recuerda si una de las dos mossas que estaban le pegó o no una bofetada –aparece en el video de asuntos internos– porque estaba ‘muy asustada’, pero sí que la tiraron al suelo y que le quitaron a la fuerza la ropa.  ‘Me rompieron la chaqueta, el pantalón y hasta el sujetador’. Se reían y burlaban de mi acento, de mi ropa interior, de mi manicura. Tumbada boca abajo en el suelo me cogían de las hebillas del pantalón y las esposas, me levantaban y me tiraban. Me decían: te acordarás toda la vida de este cumpleaños. Me sentí humillada». El día 5 de abril al mediodía, cuando salió en libertad con la ropa destrozada y un tacón del zapato roto, llovía. Su novio la llevó al hospital de Vall d’Hebron y luego a la comisaría de los mossos en Sant Andreu para presentar una denuncia. Precisamente allí se topó con la mossa que la detuvo»

 

*Articulo sobre el chico de la fotografía de la derecha

*Videos de brutalidad policial (youtube):

La Verdadera Policía: Paliza de Mossos a Elena Podvigina: http://www.youtube.com/watch?v=vVWmWsVBWt8&feature=related

Dos Transportistas Denuncian que los Mossos les Dan Paliza: http://www.youtube.com/watch?v=Cgwd2l0lT-k&feature=related

 

2Ante este tipos de noticias, podemos preguntarnos si es posible que un agente de policía “normal” (sin ningún trastorno ni rasgo violento) pueda llegar a ejercer malos tratos sobre un detenido o si una situación de violencia policial de este tipo sólo podría suceder si el agente de policía en cuestión tiene características de personalidad violentas o algún tipo trastorno.
Para encontrar respuestas a estas preguntas, resulta interesante estudiar el experimento que en 1971 realizó Philip Zimbardo, psicólogo social de la Universidad de Stanford, para estudiar como en determinadas situaciones que facilitan el anonimato, como por ejemplo en el interior de un grupo, las personas son capaces de manifestar una gran cantidad de comportamientos hostiles e incluso, agresivos. Para estudiar este fenómeno (proceso de desindividualización), diseñaron un experimento cuyas consecuencias fueron más allá de su preocupación inicial y que tuvieron que detener por temor a sus posibles consecuencias, ya que no se sentían capaces de controlarlo.

En palabras del mismo Philip Zimbardo:
zimbardo“Al cabo de seis días tuvimos que clausurar nuestra prisión ficticia porque lo que vimos nos asustó. La mayoría de los sujetos (e incluso nosotros mismos) ya no distinguía con claridad dónde terminaba la realidad y dónde empezaban los papeles. Casi todos se habían vuelto realmente presos o guardias, sin poder separar con claridad entre la representación del rol y su propia persona. En la práctica, todos los aspectos de su actuar, pensar o sentir cambiaron dramáticamente.”

P.G. Zimbardo (1976). “Patology of imprisonment”. En: D. Krebs (ed.). Readings in Social Psychology: Contemporary Perspectives (pág. 268). Nueva York: Harper y Row (citado en Martín-Baró, 1989, pág. 145).

 

Leer el experimento: La Prisión de Stanford