¿Por qué la mujer permite el maltrato?

 

Este es quizás uno de los temas más complejos para el entendimiento de la mayoría de las personas que no conciben como una mujer puede dejarse maltratar.

Los factores psicológicos y sociales más repetidos para que la mujer perpetúe la violencia doméstica son:

  • Sentir que traiciona a su pareja si se reconoce como víctima de malos tratos.

  • Exponerse al juicio social, ser criticada.

  • Sentirse responsable de las agresiones de las que ha sido víctima.

  • Falta de autorreconocimiento y baja autoestima.

  • Creer que los hijos necesitan un padre a su lado, aunque este sea el peor de los padres.

  • La falta de perspectivas personales y económicas, sumado al hecho de que la mujer es la que asume los hijos, es la razón material más objetiva para no poner fin a una convivencia de violencia.

Después hay otros factores que son debidos a la educación que han recibido las mujeres y que forma parte de su bagaje cultural como son:

  • La idea «del amor romántico», en que refuerzan la actitud de sumisión con su carga de altruismo, sacrificio, abnegación y entrega:

«Hay que aguantar», «la mujer tiene que sacrificarse por mantener a su familia unida», «cada uno tiene su cruz», estas son frases que hemos escuchado todos ya sea de nuestras familias, amigas o de algún representante de la Iglesia. Se les ha educado para «soportar» para sublimar nuestros deseos y necesidades en pro de los demás. Han aprendido que la entrega ha de ser incondicional aunque en ello les vaya la felicidad y en -algunos casos- la vida.

  • Consideran un fracaso la separación como si dependiera de ellas:

Cuando te enamoras piensas que es para toda la vida y pones todo tu empeño en que así sea, por eso, una separación supone, por lo general un fracaso para la mujer ya que ella ha tratado de dar lo mejor de sí en esa relación, lo que sucede es que al convivir con un maltratador todo lo que habías imaginado de hermoso de una relación se convierte en un infierno cuya única salida es la separación lo más inmediata posible.

  • Asumen el sufrimiento como un desafío:

«Las cosas van a cambiar», «él, en el fondo, es bueno», «yo le puedo ayudar a cambiar», «estaré a su lado», «el amor lo pude todo», son frases conocidas para muchísimas mujeres. Nos han vendido que la mujer ha de sacrificarse siempre, lo hemos visto en nuestras familias, en las telenovelas, en las novelitas rosas. Todavía muchísimas mujeres creen que así es como funciona el amor.

  • Consideran que la irritabilidad de sus compañeros se debe a causas externas:

El trabajo, el alcohol, las drogas, los negocios, los gritos de los niños, la limpieza de la casa, etc. Cualquier excusa es posible para justificar el padecimiento que sufre la mujer ya que no es capaz de asimilar que su pareja tiene un comportamiento tan insano y que es él mismo el responsable de su irritabilidad, de su mal genio, de su furia que descarga injustamente sobre ella y muchas veces sobre los hijos. Es como si la mujer se cegara ante la evidencia y necesitara echarle la culpa a otras cosas, e incluso hasta sí misma, antes que al propio maltratador.

  • Pensar que la maternidad está ligada al sacrificio y a la abnegación:

Son muchas las mujeres que piensan que un hijo debe tener un padre, aunque éste sea el peor de los padres. Todavía se nos vende que la familia «convencional» debe conservarse a toda costa, que es la mejor estructura para el desarrollo adecuado de los hijos. Por eso, muchas mujeres son capaces de sacrificarse, de anularse con tal de que sus hijos tengan este tipo de «hogar», pero no se dan cuenta de cuanto de dolor ahorrarían para ella y sus hijos si comenzarán una nueva vida lejos de su agresor.

  • El no tener un proyecto de vida propio:

Al casarse o al tener una pareja, muchas mujeres dejan su vida propia, amistades, e incluso trabajo, etc., para abocarse a los proyectos de su pareja, a las amistades de éste haciendo que se reduzca su vida al mundo de él. Así, la mujer, se ve aislada, sin contactos, sin amistades, sin apoyos que la ayuden a salir de la infernal situación en la que se encuentra.

  • Y aunque trabaje la mujer…:

Ella tiende a pensar que su trabajo es una «ayuda» y no su propia realización personal. Esto hace que muchas veces acepten cualquier trabajo -que no le produce inquietud, placer ni incentivo- rearfirmando aún más su condición de abnegación y sacrificio. Consideran que el varón es el único capaz de mantener un hogar aunque, en muchos casos, sean ellas las que están sosteniendo económicamente el mismo.

 

*Texto extraído de www.buenostratos.org