LAS POSIBILIDADES DE RESISTENCIA

 

stanford-psicologo-barcelonaVolvamos a revisar el experimento de Milgram , después de haber pasado por la prisión de Stanford. La cosa cambia. Quizá los resultados del experimento, en lugar de conducir al pesimismo, deberían invitarnos al optimismo. En la condición base, un 35% desobedeció en algún momento del experimento, y aunque en la condición de colaborador sólo lo hizo un 7,5% y en la réplica holandesa un 9%, al menos alguien desobedeció. Por lo tanto, también podemos leer el experimento como una lección sobre las condiciones necesarias para la resistencia.

Un individuo solo enfrentado a un experimentador muy consistente simplemente no es un individuo. En cambio, si hay quienes definen una posible resistencia o el experimentador pierde la consistencia, se puede redefinir la situación. De este modo, ni la obediencia ni la resistencia son, de hecho, procesos individuales. Ambas acciones requieren una situación que debe ser definida colectivamente.

 

Podemos extraer de ello algunas conclusiones:

  • barcelona-stanford-psicologiaLa idea de la existencia de un individuo autónomo es sobre todo una estrategia de camuflaje del poder, una manera de disimular las relaciones de poder que construyen la sociedad. Los diferentes valores compiten por estructurar la sociedad, por definir las normas pertinentes y por definir cómo son los sujetos. Lo que uno considera bueno tiene tanto poder como lo que considera malo.
  • El hecho de que el individuo autónomo tenga una estrategia no quiere decir que el discurso que lo instaura no produzca efectos de verdad. En otras palabras, el individuo puede existir precisamente porque se habla de él y se le presupone colectivamente. Por este motivo, gracias a esta paradoja aparece resistencia individual en los experimentos, aunque sea poca. No obstante, el individuo no existe si no hay un discurso que lo instaure. Por lo tanto, no se trata de interacción entre individuos que existen independientemente de las situaciones y que se mantienen inmutables a medida que pasan de una a la otra, sino de prácticas discursivas que mezclan ideas sobre qué es ser alguien con normas de comportamiento apropiadas en determinadas situaciones en contextos organizados.

 

Finalmente, pongamos dos ejemplos. François Rochat y André Modigliani (1995) estudiaron la resistencia a la colaboración con el gobierno pronazi de un pueblo francés. Concluyen que, a pesar de la apariencia heroica de esta resistencia que consiguió salvar la vida de miles de individuos perseguidos, la realidad fue bastante diferente. El pueblo no se diferenciaba en nada de los pueblos vecinos y la resistencia fue el resultado de una serie de acciones que emprendieron algunos habitantes y la respuesta del gobierno francés. Simplemente, resistir fue tan normal como obedecer para la mayoría del resto de los franceses. Del mismo modo que obedecer no es cuestión de sádicos, resistir tampoco es cuestión de héroes o de santos.

La otra cara de esta misma moneda la explica Haristos-Fatouros (1988), que después de estudiar detenidamente los programas de entrenamiento de la policía militar griega, que torturó a centenares de detenidos durante la dictadura de los coroneles (entre 1967 y 1974), llegó a la conclusión de que si se aplican los procedimientos de enseñanza adecuados en las circunstancias apropiadas cualquiera es un torturador potencial.

Hannah Arendt, en su famoso libro Eichmann en Jerusalén, describió con horror lo que había visto en el juicio que tuvo lugar en 1961. Alguien “normal” había podido cometer los peores crímenes y ella lo definió como “the banality of evil”, es decir, que la maldad es de lo más corriente, incluso podríamos decir vulgar. Tenía toda la razón, pero tampoco hay que olvidar que la bondad es igual de corriente y banal. En definitiva, no se trata de diferencias personales, sino sociales. La bondad o la maldad pueden aparecer de manera normal y corriente y la pueden ejercer los mismos sujetos normales y corrientes. No hay que estudiar a quienes participan, sino los momentos y las circunstancias en las cuales aparecen.

 

 

 

*Bibliografía: Ibáñez, Tomás (2003) (Coord.) Introducció a la psicologia social. Barcelona: Editorial UOC.