REFLEXIONES

 

 

4Cuando preguntamos a alguien qué hubiese hecho en caso de participar en el experimento, todo el mundo niega sistemáticamente que hubiera llegado hasta el final. De hecho, Milgram lo preguntó a grupos parecidos a los del experimento: los que dijeron que hubiesen llegado más lejos mencionaron los 300 voltios, pero la media fue que la gente dijo que no pasaría de los 150 voltios. Milgram, incluso, preguntó a la gente cuáles creía que serían los resultados de su experimento. Todos predijeron que sólo un 1% de sujetos con alguna patología llegaría hasta el final y que la mayoría de los sujetos no pasaría de los 150 voltios. Un grupo de psiquiatras hizo exactamente la misma predicción, con la excepción de que, además, redujo la cantidad de los que obedecerían hasta un 1‰.

 

El porqué de haber hecho unas predicciones tan erróneas tiene que ver precisamente con la noción de individuo autónomo que tenían. Si creemos que el individuo es libre, por definición, y no está sujeto a ningún tipo de poder, pensaremos que la situación experimental que se nos plantea no es adecuada para obtener obediencia, porque el sujeto no es objeto de ningún tipo, ya que la represión sería la única manera de que alguien actuase en contra de sus convicciones morales más íntimas.

 

No obstante, de hecho, el único modo de acertar previamente los resultados sería comprender primero que el poder actúa estratégicamente. El poder no reprime, sino que construye. Los participantes no son individuos originalmente libres, sino constituidos en un contexto histórico en el que las instituciones sociales han convertido la obediencia en un valor y la ciencia en una autoridad; individuos que saben que la ciencia existe para el bien de la humanidad y que el poder de la ciencia proviene precisamente de su defensa de la vida; individuos que, al creer en su misma libertad, quedan atrapados en una red de fidelidades burocráticas, porque no pueden justificar cómo han entrado en ella.

 

 

*Bibliografía: Ibáñez, Tomás (2003) (Coord.) Introducció a la psicologia social. Barcelona: Editorial UOC.