LOS CIUDADANOS JUDÍOS ALEMANES

 

Seguramente,  lo más sorprendente de esta población fue su percepción generalizada de que la situación no era realmente grave.  Parece inexplicable con sólo leer el punto cuatro del programa oficial del partido nazi aprobado el 25 de Febrero de 1920 en Munich:

“Nadie, fuera de los miembros de la Nación, podrá ser ciudadano del Estado. Nadie, fuera de aquéllos por cuyas venas circule la sangre alemana, sea cual fuere su credo religioso, podrá ser miembro de la Nación. Por consiguiente, ningún judío será miembro de la Nación.”

Hitler (s.f., p. 246).

 

3A los dos meses de subir al poder el partido nazi, se aprobó una ley que excluía a los judíos del enseñamiento y de cualquier función pública profesional.

En 1935 se aprueba una ley que prohibía a los judíos el matrimonio con ciudadanos alemanes.

En 1938 las SA las SS y la Gestapo profanan prácticamente todas las sinagogas judías, incendian miles de establecimientos y comercios y saquean numerosas casas. Son asesinados 91 judíos y detenidos 30.000 que son enviados a campos de concentración. La comunidad judía es multada por “ser la causa” de los incidentes. ¿Cuál fue la reacción de la población judía ante estos hechos? La inmensa mayoría continuó su vida cotidiana a pesar de lo que estaba ocurriendo.

 

Un buen ejemplo de conformismo se puede observar en el relato de unos de los supervivientes del holocausto, Eli Wiesel:

Al final de 1942 –entonces Wiesel tenía 12 años– llega a la localidad donde éste vivía un maestro, que, milagrosamente, logró escapar de un campo de exterminio. Éste cuenta el horror que había vivido, pero nadie le creyó. Los judíos del pueblo no se inmutaron y continuaron viviendo sin mayor preocupación. Llegaron noticias de la derrota del ejército alemán en Stalingrado y se extendió la creencia de que el fin de la guerra estaba próximo. Wiesel propone a su padre la huida, pero éste se niega argumentando que es demasiado viejo para comenzar otra vida en otro país. Al poco tiempo llegaron los nazis y encerraron a todos los judíos en un gueto rodeado de alambres con espinas. Pero los judíos tampoco se asustaron realmente; allí confinados se creían a salvo. Organizaron la comunidad con su propio Consejo, policía, asistencia social, etc. Vivían en paz, fraternalmente, puntualiza Wiesel. Nadie protestaba ni intentó escapar del gueto, empresa nada fácil por otra parte. Finalmente, la mayoría de ellos fueron deportados a campos de exterminio.

4En Alemania, entre 1933 y 1941 huyó el 70% de los judíos y también el 70% en Austria entre 1938 y 1941. Huyeron los que poseían dinero, visados, pasaportes y un lugar a donde ir; huían sobre todo los que tenían menos de 40 años. En Europa del Este, la mayoría judía interpretó  contradictoriamente el peligro nazi: la ignorancia se combinó con un optimismo injustificado. Muy pocos anticiparon las matanzas posteriores y la mayoría permaneció sin hacer nada junto a la familia.

El 20 de enero de 1942 la célebre conferencia de Wansee. En apenas un par de horas se tomó la decisión: la aniquilación total de los judíos europeos. El destino final de la mayor parte de los judíos es de sobra conocido.

 

 

 

 *Bibliografía: Ibáñez, Tomás (2003) (Coord.) Introducció a la psicologia social. Barcelona: Editorial UOC.